Buscamos afuera lo que no somos capaces de darnos a nosotros mismos, también decimos cosas que necesitamos escuchar.
Sentimos el impulso y la necesidad de gritar a los cuatro vientos consejos, tips, mensajes sobre lo que creemos, pensamos y decimos que deben llegar a los oídos de todos para ayudarlos. Así, publicamos en Twitter, Facebook, Instagram y en todas las redes, imágenes, frases y videos. Escribimos en Blogs nuestros pensamientos y convicciones, damos conferencias, entrenamientos, escribimos libros.
Y lo hacemos por el tiempo que nos lleva entender que el receptor destinatario de esos mensajes somos nosotros mismos.
Nuestro inconsciente quiere llevar a la consciencia un aprendizaje necesario para ascender un escalón en nuestra vida espiritual. Entonces, tienes que saber que cuando quieres ayudar a alguien sin que te lo haya pedido es porque quieres ayudarte a ti mismo.
¿Quieres ejemplos? Búscalos en las Redes Sociales. Fíjate qué postea ese amigo/a que se separó de su pareja recientemente. Fíjate si ese posteo con una frase de autoayuda de tu amiga/o no tiene que ver con un acontecimiento actual, que parece que ya lo superó pero por dentro todavía está intentando curar. Fíjate simplemente la historia de los que generan una Fundación o una organización civil. En la historia versus la línea editorial de muchos programas de radio y televisión de cable. Fíjate en aquellos que tienen un Blog de autoayuda.
Está muy bien que todo eso exista, siempre y cuando seas consciente que es parte de un proceso de sanación que en algún momento debe culminar para que empiece a generar un goce genuino de esas acciones.